Aventura editorial en Metaediciones...

Para Metaediciones editar una obra literaria es una aventura exigente. Significa progresar desde la concepción mental de la obra hasta llegar a la sutil forma de la estética palpable que se hace visible como trabajo e inspiración. El aspecto inspirado va desde el impulso creativo hasta lo que puede ser examinado a través de los distintos modos de la percepción sensible e inteligible. Metaediciones impulsa el desarrollo de la escritura y su puesta en escena como obra publicada en términos de sensibilidad y arte. Así mismo, propone moldear otras formas vivas del pensamiento tratadas bajo la modalidad de ciencia o religión para que sean públicas y se cristalicen sus máximas. Metaediciones busca dejar un registro de las ilusiones humanas. Devenir desde de la hoja en blanco, a través de distintos rumbos, para situarse en los diversos planos de la narrativa, la poesía y el ensayo, conservando siempre una creciente libertad expresiva.

jueves, 10 de marzo de 2011

“Las peticiones de Darío” de J.I. Ramírez Morales, nueva obra literaria en el mercado.

Metaediciones ofrece al público lector una nueva obra literaria. Se trata de “Las peticiones de Darío”, novela de J.I. Ramírez Morales, joven autor que, mediante un lenguaje sin arandelas literarias, incorpora la escritura como forma expresiva, a su vida cotidiana.

“Las peticiones de Darío” es una novela que retrata vivencias y sucesos de jóvenes atravesados por el mundo de la guerra y el amor. La novela describe la esperanza y el compromiso amoroso hecho palabra de un joven en medio de las crueldades propias de la guerra. Su capacidad para elegir entre el amor y la guerra tendrá sus consecuencias. La trama de la novela avanza en la lucha sin cuartel que mantiene enfrentados a diversos personajes sencillos, salidos de la condición pueblerina, cada uno con sus sueños, imaginarios y ansiedades particulares. La selva y la ciudad son el telón de fondo de estos personajes con sus fugaces o nobles deseos.

En esta geografía aparece el típico pueblo olvidado en donde el único contacto real de sus pobladores con el Estado es la fuerza pública, porque las demás instituciones sólo parecen ser un nombre institucional. También se dibuja ligeramente la inmensa capital como referente de bienestar y tranquilidad. Aunque la novela desconoce el conflicto propio de las grandes ciudades, la trama se localiza en un ir y venir entre la gran capital, la ciudad intermedia, el pueblo y la selva. La acción se enmarca en el tránsito que se da entre lo urbano y lo rural, el centro y la periferia. Personajes conectados, paradójicamente, por la incomunicación. La imposibilidad del movimiento voluntario es la marca de la tragedia en la lejanía.

En el centro del conflicto armado, un joven decide tomar partido en favor del amor y jugarse su destino. La decisión se ve entreverada por circunstancias de casualidad, descuidos y absurdos que se enlazan entre sí para perfilar una historia que parece corresponder a la vida de muchos jóvenes del país colombiano. Y aunque la guerra tiene su propia máquina de traumas y atrocidades, y éste aparato impacta en la psiquis de cada uno de los personajes que intercalan en la novela, allí también la amistad los cohesiona en medio de los enfrentamientos que la rutina conflictiva genera, encaminándolos hacia una ruina en donde la única posibilidad de salvación es la promesa amorosa.

La novela tiene el mérito de capturar y reflejar en un lenguaje sencillo, a veces incoherente, las voces de hombres simples. Sin ostentación literaria ni pretensiones de vuelo renovador, el autor reconstruye un retrato vivo del acontecer nacional en una alejada parcela de la geografía nacional. Muchos de los personajes capturados por el autor, esconden el sello de cierta decepción. Por ello, no dejan de ocultar su condición y la razón por la cual eligen profesiones y actividades vinculadas con lo inmediato que puede ofrecer una sociedad que desperdicia lo mejor de su juventud en un doloroso desangre. Sin embargo, en el fondo se resisten y buscan nuevos caminos.

Se trata de un documento que valora la palabra común y el sentir simple de muchos hombres y mujeres anónimos inmiscuidos en los avatares bélicos. Esencialmente los personajes no dan razones del porqué están involucrados en el conflicto, y no las dan simplemente porque no aflora en ellos una idea clara de lo que significa el conflicto. Cumplen órdenes, palpitan y viven de respiraciones pasionales. En ellos pareciera operar una lógica de la continuidad y de la simple acción, como si el destino de cada cual fuera eludir las preguntas de fondo. Simplemente viven el momento y la circunstancia. En medio de ello sólo el amor pareciera dar cuenta de un movimiento del espíritu para otorgarle sentido a lo vital.

Sin vencedores ni vencidos, la novela deja entrever la inutilidad del conflicto. En ella no se agotan los gestos ni las estrategias, pues toda guerra parece dar cuenta del incesante incremento geométrico del absurdo. Sin embargo, utilizando una especie de recurso autobiográfico para construir el relato, lo que el autor plantea es el uso de un recurso virtual de claves en el ciberespacio que invitan al lector a involucrarse en los hechos para que tome posición e intervenga y así abrir un espacio virtual para dialogar con sus protagonistas o con los posibles protagonistas que se multiplicarían de continuarse con el conflicto armado. Por ello, en los planteamientos del autor, aparte de apoyarse en vivencias y relatos duros, también se vislumbra la certeza humana de que en la vida no hay héroes y por ello todo es soportable porque se puede adquirir la condición humana alejándose de la indiferencia.

“Las peticiones de Darío” no es otra novela más entre el boom de la narrativa del secuestro y la violencia. J.I. Ramírez Morales le apuesta al ejercicio literario, por ello no es un simple testimonio. Tiene el mérito de narrar desde el esfuerzo creativo, casi con la intención no sólo de dramatizar, sino de poetizar los hechos. Es posible que el lector valore o no (en términos estéticos, literarios o testimoniales) la novela del joven autor, pero en todo caso, no quedará indiferente ya que, de alguna manera, sabe o conoce de alguien cercano que también los ha padecido. Escribir y comprender es lo que intenta un ingeniero de sistemas trabajador que los fines de semana juega microfútbol y en las noches traduce su cotidianidad en literatura, como contribución de su espíritu a la humanidad.

Las peticiones de Darío (novela), J.I. Ramírez Morales.
Metaediciones. Villavicencio. Diciembre 2010. 132 páginas.
ISBN: 978-958-44-7805-4.
Rústica 114 cm x 21 cm/ $10.000 US$3,5 3,50€

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