Cuando el instrumento es colocado por encima del intérprete, cuando la convicción de que algo debe ser contado se superponiéndose al ego y a la búsqueda de reconocimiento, cuando se permite que los contenidos dicten el pulso de lo escrito y cuando el autor reconoce que una buena parte de su canto individual sirva, en todo el sentido de su alcance, a la complejidad avasallante de la realidad, entonces y solo entonces podemos tener entre las manos una obra como “Episodios de luna partida” de Nayib Camacho O.
Puede escribirse mucho más y por supuesto mucho mejor acerca de este texto, pero, aprendiendo algo de su contenido, sé que sólo en el carácter sencillo, en el control frente a la tentación que nos ofrece la prolijidad,( léase palabrería), puedo honrar más eficazmente el esfuerzo meditado y paciente vertido en estos episodios.
¿Qué hay pues entre las tapas de “Episodios de luna partida”?
A gusto de ser inmediato, el texto presenta sin disfraces episodios clasificados con acierto según el centro de la motivación íntima de los personajes que desfilan en cada uno de los textos.
Entre otros El gato blanco (episodios domésticos) donde se plasma la historia de un hombre que intenta su felicidad en el escenario del amor hogareño, pleno en conjeturas e inseguridades. También Un soplo divino (episodios musicales), que narra la historia de un perenne aprendiz de música cuyos desvelos por la fama le torturan menos que su destino, y también Eso no tiene precio (episodios financieros), la historia de un hombre que sabe lo que quiere al gusto de sus balances contables y de su convicción de que algo va definitivamente mal.
Los demás episodios, sostienen igualmente una alta calidad narrativa y que prosigo a nombrar así: De paseo por la selva (episodios turísticos); Un imperio de bambú (episodios industriales); El café de los espejos (episodios platónicos); El león del apure (episodios pedagógicos); Cayo Hueso (episodios místicos); Caperucita loba y la abuela feroz (episodios infantiles); El hijo del centauro (episodios genealógicos); En el batallón (episodios patrióticos).
Entre las líneas de estos episodios se escuchan los murmullos lejanos de las profundas meditaciones acerca de Thomas Mann, acerca de la lucidez de Truman Capote y las delirantes sabidurías de Henry Miller entre otros.
Esas químicas han sido vertidas en el torrente narrativo, como señales particulares que conducen y diseñan una atmósfera particular, original en cuanto a espacios, sicologías y hechos que hablan de los personajes, logrando así que todos ellos, (hechos y personajes), nos hablen a su vez de nosotros mismos.
¿Cómo lo hace posible Nayib Camacho O.?
Sugiero, entre tantas posibles respuestas, una explicación en la vocación por la sencillez, en los incontables aciertos por la precisión verbal que le permiten subordinar la técnica al contenido, que permite entonces que las virtudes mágicas de las palabras se beneficien de la afortunada vecindad con otras palabras, que juntas conforman un escenario óptimo para poesía, ritmo, calidez estructural y que, finalmente, anuncian un triunfo del verdadero arte de escribir, sobre el mero escribir bien.
Los personajes vertidos sin miedo en la construcción de espacios que admiten la existencia de un hombre que toma decisiones, se hacen valientes en su necesidad de alterarse vertidos en el interior de las cotidianidades y asombrados del hecho de que sus propias acciones afectan a los demás.
En esta arquitectura hecha de papel y tinta, yacen personajes que cuentan y cantan, que se ven pasar entre las circunstancias y que en el fondo se divierten sin ambajes en el escenario de sus contradicciones.
¿Cuáles son los frutos de estas narraciones?
Entender una alquimia basada en pocos fuegos fatuos, la precisión en el delineamiento sicológico, esfuerzo en el logro de la armonía entre los escenarios y los personajes, mostrando el dominio de los situaciones sobre los hombres o viceversa; búsqueda de historias vibrantes por su calidad y mediadas por una equilibrada dosificación del asombro; mirada serena ante las sugeridas motivaciones de las acciones humanas y principalmente una cálida aceptación del hombre que pasa dejando huellas que algunos quizá quieran recoger.
¿Qué es esto si nó literatura?
J. ALEJANDRO ORDOÑEZ R.
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