La pretensión de poner al alcance de nuestra juventud una obra cuyo telón de fondo fuera la geografía metense, fue motivo suficiente para escribir Matupa. Esta es una novela que dibuja a través de la historia de unos personajes, un escenario agreste pero hermoso como son los Llanos del Meta. Se ocupa en especial de la parte occidental de los Llanos Orientales, aquella que da sobre la extremidad de la cordillera Oriental, llamada San Martín de los Llanos y descubierta en la primera expedición de Jiménez de Quezada a Tunja y Sogamoso, cuando estando en Turmequé fue informado por el mismo capitán Pedro Fernández de Valenzuela de haber visto los Llanos, desde una quiebra que hace la sierra y la cordillera en las minas de Somondoco.
Existen interesantes novelas sobre el llano que hacen mención a su gente, a sus costumbres, a su historia, a su leyenda, a sus mitos, pero nada que ver con el departamento del Meta. Matupa, es una pequeña parte de lo que podría ser una propuesta literaria, contarle a Colombia y al mundo, a través de un universo novelado, que el Meta existe. Que fuimos y seguiremos siendo ese sueño Dorado. Para la muestra un botón: Villavicencio se perfila como una de las ciudades con mayor futuro en Latinoamérica.
Matupa es una voz vernácula y es el título de una novela breve, en donde la ambición de sus personajes por encontrar “El Dorado”, se ve contrarrestada por una fuerza natural y hostil que pareciera proteger los tesoros que guarda el cacique Tuerto en el territorio que baña el río Meta, en las estribaciones de la cordillera Oriental sobre los Llanos, más exactamente, en el nacimiento del río Meta y en los primeros kilómetros de su cause, en donde recibe el nombre de caño Camoa, región de San Martín de los Llanos.
Matupa es una obra fácil de leer, en donde contrasta lo adverso con lo bello, lo posible con lo imposible, en una tierra virgen que se defiende como la doncella al ser penetrada. La escribí con el corazón en la pluma, pensando siempre que me debo a mi madre pero que pertenezco a mi tierra. San Martín de los Llanos: mítico y legendario; es a él a quien la dedico.
Al igual que Alonso de Herrera, Jorge Espira, Nicolás de Federmán, el espejismo de “El Dorado” es el acicate para que mis personajes, después de cruzar los Andes, incursionen a los llanos en su búsqueda. La búsqueda de Matupa es una urdimbre de hilos con terminaciones diferentes, intensiones soterradas que se confunden en las relaciones habituales de sus personajes, durante el ejercicio de la exploración. Es parte de nuestra cotidianidad plasmada en cien páginas. Es la voracidad del hombre en busca de riqueza, sin importarle consecuencias. Aquí se cumple, paradójica y malvadamente, la sentencia Maquiavélica: “el fin justifica los medios”.
No sobra decir que soy docente de secundaria en Villavicencio. Mi primera novela -En La Escuela- fue publicada en el año 2005 y presentada en “La XVIII Feria Internacional del Libro en Bogotá”, en el mismo año. Matupa es mi segunda novela. Fue publicada en octubre de 2008, al cuidado de Metaediciones y bajo la coordinación editorial de Nayib Camacho O., profesor de la Universidad de los Llanos. Actualmente trabajo en una colección de cuentos que pienso publicar a más tardar en dos años.
Mario Hernández Enciso
ese libro no me gusta para nada
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